Lizzy. ¡Esto no es Londres! Capítulo III: El encuentro
18:01:00
Capítulo III
Encuentro
Mientras
los días transcurrían la enfermedad de Lucy había empeorado de forma alarmante.
Las últimas semanas la casa se había convertido en un desfile de doctores que
venían de toda la ciudad para conocer el extraño caso de la joven que enfermaba
sin ninguna razón física. La mayoría coincidía con el diagnostico: anemia, pero
no cualquier anemia, este fenómeno estaba fuera de todo lo que habían conocido
hasta ahora. Lucy estaba decayendo cada vez más y ningún procedimiento usado hasta el momento estaba ayudándola.
Lizzy
había asumido el papel de enfermera y guardiana de Lucy. Usaba su tiempo para aprender de los doctores
que la visitaban. El resto del día lo pasaba en la enorme biblioteca de la
casa, donde tenía acceso a tantos libros como quisiera. Le llamaban la atención
aquellos que había encontrado antes, buscaba similitudes en cada investigación
que leía. En realidad Lizzy necesitaba con desesperación una ocupación, una
distracción para no hundirse en su tristeza. Había pasado tanto tiempo sin
saber nada de su esposo que sentía que los peores presentimientos se adueñaban
de su ser.
Mina
sufría la misma ansiedad que Lizzy, su prometido había sido requerido por un
hombre muy adinerado en las extrañas tierras de Transilvania, el viaje era
dificultoso y aún no habían recibido noticias sobre su llegada o su retorno.
Ambas
cargaban el peso de una espera sin respuestas. Pero para Lizzy existía un misterio
que le quitaba el sueño y ocupaba sus pensamientos. Aquel libro donde encontró
el apellido de la familia de su esposo, los grabados y su relación con el
espejo. Poco a poco fue investigando
cada una de las imágenes que sobresalían del marco del espejo, descubrió que
representaban demonios y ángeles caídos. Los
grabados de la parte superior eran más bien representaciones de la
historia de un conde que había vivido en la antigüedad, luchando en una guerra sangrienta en la que fue
derrotado y castigado por su propia crueldad.
Cada
una de las historias atraía más y más a Lizzy que se encontraba en una especie
de fascinación. Mientras tanto la enfermedad de Lucy iba empeorando cada vez
más.
El
ambiente en la casa estaba cada vez más tenso debido a la partida de Mina en
busca de noticias de su prometido.
El
nerviosismo iba en aumento hasta que una noche en que las convulsiones y la fiebre
habían atormentado a Lucy, los hombres de la casa tuvieron que salir en busca
de ayuda y Lizzy se había quedado sola en su cuidado.
Para
mantenerse despejada Lizzy había comenzado a dibujar todos los grabados e imágenes del espejo,
mientras más dibujada más notaba que las salientes no eran las mismas, como si
hubieran cambiado de posición y ahora representaran una nueva escena.
A
pesar de que Lizzy no había dormido se sentía lucida, estaba atenta a cualquier
movimiento en la casa a la espera de un doctor.
La
calma tensa de la habitación fue interrumpida cuando Lizzy sintió una presencia
desconocida, un incontrolable temblor se adueño de ella. La niebla de las
noches londinenses cayó pesadamente sobre la casa, invadiéndolo todo, rodeando
la cama de Lucy y cubriendo el gran ventanal por donde apenas se podía
distinguir una figura oscura. Lizzy vio asombrada a lo que parecía ser un
anciano acercándose lentamente. La criatura formada de la niebla paso casi
flotando a lado de Lizzy que luchaba con la sensación de no poder moverse.
Lo
que Lizzy creía un anciano, fue
transformándose en un hombre más joven y fuerte, que parecía estar
alimentándose de Lucy, parecía absorber toda su energía.
Lizzy siempre se había considerado fuerte y no
iba a permitir que un mal sueño, una alucinación o un anciano la vencieran. Peleó
con todas sus fuerzas para liberarse del peso que la oprimía y que no la dejaba
moverse y cuando finalmente lo logro aquella criatura se esfumo con un horrible
alarido.
Lizzy
salió hacia el jardín de la mansión persiguiendo a aquella aparición, sin
abrigarse y apenas con aquellos dibujos en la mano. Se interno dentro de lo que
parecía un laberinto de paredes rocosas. A mitad del camino creado por las
enormes murallas que se iban levantando cada vez más Lizzy se arrepentía de su
apresurada decisión pero no había vuelta atrás. Una leve nevada empezó a caer
lentamente. Viento que salió de algún lugar desconocido parecía llevar voces en
su interior que repetían su nombre.
-
Elizabeth…
Lizzy
sintió nuevamente esa presión poderosa sobre su cuerpo y casi sin notarlo
estaba en una tierra árida, montañosa, donde caía nieve copiosamente que helaba a la joven hasta los huesos.
En el
horizonte solo podía distinguir un enorme castillo de donde parecían provenir
las voces.
-
Tranquila Elizabeth todo está bien, estas a salvo.
Las
voces repetían una y otra vez. Lo que parecía un lamento aletargado.
Lizzy
seguía caminado pero ya no estaba sola, tres extrañas mujeres habían aparecido
a su lado y la acompañaban con un respetuoso silencio.
A
pesar de su miedo mantenía la cabeza alta, estaba segura de que en esta tierra extraña
podría encontrar la respuesta a todas sus preguntas. Aún tenía los dibujos en
las manos se aferraba a ellos como si fueran su única protección.
Al
entrar en el enorme portal las esperaban solo sombras que parecían servir a un
amo a quien temían. Lizzy en silencio seguía caminando, sintiéndose cada vez más débil. El lugar estaba apenas
iluminado con algunas velas que aumentaban la lúgubre apariencia de los seres
que pasaban sin prestarle atención a la recién llegada.
-
Bienvenida - La voz grave le parecía a Lizzy muy familiar pero no podía
identificarla.
Aquella
voz sin rostro iba alejándose por un pasillo mientras Lizzy caminaba tratando
de encontrar su fuente.
El
pasillo estaba adornado por varios cuadros cubiertos de telarañas que caían
como cortinas de olvido sobre las imágenes. Apenas dejaban ver algunas partes
de rostros severos, uniformes y fastuosos vestuarios. Uno de esos rostros llamó
la atención de Lizzy.
-
Esos son mis protegidos, mis hijos - respondió la voz que parecía acercarse.
- ¿Quién
es usted? - preguntó Lizzy temiendo que su voz se quebrara.
- La
historia es muy larga, he tenido muchos nombres, demasiados tal vez. Pero tu
pregunta real debería ser ¿Quién es el hombre del cuadro?
Lizzy
admitió en silencio que el rostro del cuadro era idéntico al de su esposo. Pero
prefirió callar.
- No
necesitas responder contestó la voz - Yo estoy en tu mente, no hay pensamiento
tuyo que no conozca.
El pasillo
parecía haberse cerrado alrededor de Lizzy que se sentía atrapada en una
trampa.
-
Puedo otorgar dones maravillosos a quienes me sirven fielmente, cada uno de mis siervos me han traído regalos
especiales a lo largo de mis largos años.
La
voz empezó a tomar una forma que Lizzy ya había visto antes, era aquel hombre
de la habitación de Lucy.
El desconocido
se acercó a ella helándole hasta el último intento de un grito
o un suspiro.
Continuara...
Capítulo I : El Espejo
Capítulo II: El Viaje
1 comentarios
Uff... Maite, menudo capítulo te has marcado, ¿eh? ¡Me ha encantado! Me has tenido enganchada y pegada a la pantalla hasta que llegué al final. ¿Quién será Lucy y por qué ese vampiro se alimenta de ella? ¿Qué pasará con el señor Darcy? Espero que todas las preguntas sean respondidas en el siguiente *-*
ResponderEliminarGracias por escribirme, tus opiniones son muy importantes para este blog